BUENOS AIRES.- ¿De dónde salió el dinero que aportaron quienes se quedaron con la propiedad de la ex Ciccone Calcográfica? ¿Participaron sólo empresarios, o también hubo banqueros y políticos?
Tras el procesamiento del vicepresidente, Amado Boudou, acusado de ser el verdadero dueño en las sombras del fondo The Old Fund, en el expediente judicial queda por investigar ¿quiénes protagonizan, en las sombras -porque no se sabe nada, la denominada “ruta del dinero”? Hasta ahora, dos sospechosos aparecen en primera fila. Son el banquero Jorge Brito y su amigo Raúl Moneta, aunque surgieron los nombres de otros empresarios durante los últimos dos años, entre ellos los de Ernesto Gutiérrez (empresario K, ex CEO de Aeropuestos Argentina 2000), David Martínez (empresario mexicano accionista de Cablevisión y Telecom) o Claudio Belocopitt (presidente de Swiis Medical) plantea el periodista Hugo Alconada Mon, de “La Nación”.
El columnista señala que las defensas de Boudou, de su socio José María Núñez Carmona y de su presunto testaferro, Alejandro Vandenbroele, sumaron confusión durante las últimas semanas, cuando tras insistir en que Moneta era el verdadero “dueño” del misterioso fondo The Old Fund, comenzaron a mencionar a Brito. Y le exigieron al juez federal, Ariel Lijo que profundice su pesquisa por esa senda.
En rigor, Moneta jamás se presentó como “dueño” de The Old Fund. Sólo acompañó documentos que lo mostrarían como quien prestó $ 35 millones, a cambio de una garantía sobre las acciones.
Los documentos en que se apoya la versión, sin embargo, muestran puntos endebles, concluyó Martín Stolkiner, el síndico de la quiebra de la imprenta. Primero, porque incluyen múltiples incongruencias -entre otras, sobre la fecha real en que se firmaron esos papeles-. Segundo, porque Vandenbroele firmó esos documentos cuando le estaba prohibido por ley, por lo que su firma resultaba “ineficaz”.
Incongruencias
No es el único punto endeble de la versión. Porque la Cooperativa de Crédito Marítima del Sur Ltda, por la cual en teoría se canalizaron $ 29 millones, vulneró su propia acta constitutiva: prestó más fondos de los que registraba como capital y actuó como pantalla entre Vandenbroele y el Banco Macro, según informó a la Justicia el Inaes (el organismo estatal que regula y controla ese tipo de entidades, en teoría sin fines de lucro).
Al declarar ante el juez Lijo, Guillermo Reinwick, el yerno de Nicolás Ciccone, que también fue procesado, aportó otro argumento sobre la supuesta “ruta del dinero”. Planteó que, mientras lo querían presentar como dueño de The Old Fund, también lo señalaban como el receptor de los fondos de Moneta o Brito, pero él no conoce a ninguno de los dos. “Yo trabajo para Jorge”. Reinwick dijo que mientras el Banco Provincia le pide todo tipo de avales propios y de terceros para prestarle $ 1 millón, en teoría Brito y Moneta le prestarían $ 50 millones sin siquiera conocerlo. “Quiero que alguien me explique cómo puede suceder esto”, desafió.
El cerrajero que puede abrir la ruta del dinero es, acaso, el ex número dos de Vandenbroele en la nueva Ciccone, Máximo Lanusse. Antes de llegar a la imprenta trabajó como gerente en el Macro y aún hoy repite un latiguillo: “Yo trabajo para Jorge”. Es decir, Brito.
La pata extranjera detrás de la nueva Ciccone también muestra inconsistencias. Detrás de The Old Fund apareció el fondo Tierras International Investments. pero se disolvió en Holanda hace más de un año. También la firma Dusbel SA. Pero en Uruguay figura Vandenbroele como el “beneficiario final” de esa sociedad.